Sin duda alguna, arte y soldadura están más que relacionados. Proyectos como la Torre Eiffel de París son un claro ejemplo de ello, así como la joyería artesanal o los detalles que podemos encontrar en algunos edificios. Es por ello por lo que en este post queremos explicarte cómo se relacionan ambas disciplinas. Toma nota.
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¿Cómo se relacionan el arte y la soldadura?
El empleo de soldador es el de un auténtico artesano del metal y conlleva meses de preparación. La necesidad de no estropear el material es constante, para lo que hay que seguir las indicaciones del maestro de soldadura mientras se crean armónicas juntas.
El trabajo del soldador encuentra a su más fiel aliado en la construcción. Los motivos para adentrarte en el estudio de la soldadura son varios, pero siempre debe ser un empleo que te atraiga, ya que son muchas horas de trabajo y perfeccionamiento. A decir verdad, está intrínsecamente unido al nivel de desarrollo que adquiere un país, debido a que se benefician de ella la construcción, la industria y la electrónica. Cualquiera de los aparatos que tienes en casa llevan partes soldadas. Cuanto más grande sea la materia prima y el resultado que el soldador quiera obtener más complicado resultará el proceso.
La parte más creativa de la soldadura
No obstante, la soldadura no es un mundo cerrado, sino que sus estudiantes deben aprender mucho, practicar la forma adecuada de ensamblar y tener amplias nociones en química y física. Serán expertos en el comportamiento del metal soldado y en cómo obtener el mejor resultado final. Por eso deben ser creativos. Son profesionales apreciados cada vez más en empresas que requieren de su capacitación como técnicos especialistas dentro de la industria.
La industria es el pilar de un país desarrollado, de modo que la soldadura es un actividad muy importante para el conjunto. Es uno de los primeros pasos para el correcto devenir económico. La larga lista de utilidades que tiene la soldadura abre un mundo infinito de posibilidades, además de ser esta profesión la antesala de otras no menos importantes relacionadas entre sí, en sectores del automóvil, petroleros, mecánicos y hasta en relación con la comunicaciones.
Arte puro
Finalmente, soldar puede y es considerado un arte. Y, mitificada por la literatura y la artesanía, una labor sumamente creativa.
Nos puede venir a la mente la torre Eiffel o cualquier estructura artística que, para expresarse, precisa de la soldadura. En los libros novelados o los ensayos que describen el oficio de soldador comprobarás que la importancia de este sector de empleo no es efímera y que está íntimamente ligada al arte y a la imaginería personal. Cualquier soldador podría terminar siendo un artista de metales, que se funden con cierta o incierta facilidad. Y es que crean candelabros, muebles, asientos y cualquier objeto que tengamos en la imaginación y que el soldador puede conseguir como por ensalmo.
La forja artística surge de la necesidad de unir valor conceptual con utilidad. Una pieza de arte puede ser una tubería, pero mayormente se convertirá en alguna figura un tanto abstracta para los ojos del profano.
Creando piezas únicas
En la práctica, se usa la soldadura para unir las partes de forja de cualquier mueble y la ilusión de los artistas es, además, ampliar el valor que pueden tener dentro de nuestro hogar los soldadores y unirlos al arte más conceptual y milagroso que existe. ¿Quién no ha soñado con crear en metal cualquier animal de los libros de fantasía? Así es como el soldador se convierte en una llave maestra utilitaria y habilidosa, incluso unida al mundo de la moda -recordemos los miriñaques de metal-. Saber como soldar aluminio u otros metales es la clave del trabajo del soldador.