Aprendemos a escribir desde pequeños. Sin embargo, lo que generalmente no nos enseñan es a crear. La escritura creativa consiste precisamente en eso: desarrollar la capacidad de narrar historias, crear personajes, generar ambientes y de utilizar tu potencial y tu imaginación para desarrollar un paisaje único. Lo mejor de todo es que nunca es tarde: siempre puedes desarrollarla. Y te vamos a dejar aquí algunos consejos y trucos.
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Índice de contenidos
Técnicas para mejorar tu escritura creativa
Si quieres empezar a escribir tu libro, toma nota y pon en práctica estos ejercicios:
1. Elegir una imagen
Muchas veces la creatividad no es tanto el imaginar cosas sino cómo conectarlas. Es decir: buscar otra cosa que te pueda inspirar también. En este caso, una imagen. A partir de aquí, se te abre un inmenso abanico de posibilidades. Por ejemplo, puedes tratar de describir la escena. Tanto lo que está sucediendo como lo que ha llevado a que eso pase, y qué se puede esperar. En esta misma línea, otra opción es la de dejar volar tu imaginación. Tal vez no tengas que centrarte tanto en la acción y puedas tan solo rebuscar la emoción que te produce. Lo interesante, en cualquier caso, es que seas capaz de desarrollar y de explotar las ideas que asocies a esa fotografía o cuadro.
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2. Escritura automática
Un ejercicio muy propio de las vanguardias literarias francesas del siglo XX. Estos autores estaban profundamente influenciados por el inconsciente, por lo que trataban de buscar formas de liberarlo y de romper los grilletes de la conciencia. Una de ellas era la escritura automática. Te tienes que situar frente a un folio en blanco y comenzar a escribir cada vez más rápido a medida que vacías tu mente. Es decir: dejando de pensar en absolutamente nada, y transcribiendo el flujo de palabras que te pasen por la cabeza. Llegará un punto en el que ya no tengas el control de aquello que estés redactando. O, por lo menos, no de manera consciente. Y será justo ahí cuando te sorprenderá el tremendo potencial que estaba escondido en tu interior y que ahora emerge.
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3. Una caja de emociones
No todo consiste en liberar tu creatividad escondida. También es importante ejercitarte algo en lo técnico, y la caja de emociones es el ejercicio perfecto para ello. En un lugar cerrado guardas una serie de papeles en los que están escritas emociones positivas y negativas. Y extraes papeles asignándole esa emoción a un personaje o situación. Y el siguiente paso es describir esa situación. Tiene un componente aleatorio que te obligará a desarrollar nuevas estrategias para comunicarte de una forma eficiente. Pero, además, es una ayuda excelente para incidir más en la psicología de los personajes, para tratar de entender su funcionamiento interno y las mecánicas que los mueven. De esta forma puedes conseguir desarrollar una prosa más humana.
4. Constelación de palabras
Si quieres escribir, es fundamental disponer de un vocabulario extenso y bien aplicado. ¿Cómo puedes generar esta virtud? Pues con este ejercicio. Supón que un escenario de una historia tuya es un museo. Pues escribes esa palabra en el centro de una hoja y, a partir de ahí, dibujas ramas con palabras asociadas. Por ejemplo: escultura, arte o cuadro. Y con cada una de ellas haces lo mismo. Así puedes trabajar tu imaginación a la hora de comprender todos los espacios que hay en cada escenario. Y, a la vez, ejercitas tu vocabulario y te preocupas de aprender más. Con un mapa mental más concreto y con este recurso de palabras extra podrás realizar unas descripciones más precisas.
5. Dialoga con tus personajes
Esto estimula creativamente otra faceta del escritor, su capacidad de desarrollar personajes sólidos. Si quieres escribir ficción, es fundamental que tus protagonistas y secundarios tengan entidad propia. Que realmente uno pueda imaginárselos y comprenderlos. Para ello, tú tienes que ser el primero en entender qué les sucede y qué es lo que buscan. ¿Cómo puedes hacerlo? Muy fácil, crea un diálogo con ellos. Así, podrás ver qué puntos en blanco existen. Puede que todavía no hayas logrado definir bien sus personalidades, o que incluso descubras nuevas cosas de ellos que puedan tener algún valor para tu historia. Además, te ayuda a definir qué tipo de expresiones emplean y el modo en el que hablan.
6. Fíjate un número de páginas al día
Un error muy común es el de escribir tan solo cuando piensas que tienes algo que decir, o cuando te apetece hacerlo. Pero si quieres mejorar y coger soltura, es necesario que lo hagas todos los días. Incluso cuando estés sin ideas. Al fin y al cabo, la inspiración también se puede forzar y practicar. ¿Cómo puedes hacerlo? Sencillo. Compra una libreta y márcate un número de páginas que tienes que rellenar todos los días. Sí o sí, con independencia de que no se te ocurra nada. Así irás construyendo una de las cosas más importantes con la que tienes que contar: el hábito.
7. Enumeraciones del entorno
Imagina un escenario: de ciudad o de campo. O, incluso, inexistente; el que sea. Y empieza a hacer una lista con todo lo que se ve y todo lo que se puede oír o, también, sentir. Cuanto más exhaustiva, mejor. El principal reto que vas a tener es el de que no puedes estar físicamente en los espacios que vas a crear, ya que son imaginarios. Por lo tanto, para suplir eso lo mejor es siempre hacerte un mapa mental complejo y exhaustivo.
En conclusión, la escritura creativa no depende exclusivamente del talento innato. También la puedes practicar realizando de forma regular estos ejercicios que te dejamos aquí o, asistiendo a talleres de escritura. De esta manera, podrás ver cómo se desarrollan tus habilidades en escritura.